Antes de entrar en casa pasas por el buzón a recoger los ofertones de comida rápida que se han ido acumulando, porque ya no recibes cartas de amor y las facturas ya son casi todas electrónicas.
Y de repente, entre folletos de comida china y pizzas barbacoa te encuentras varios sobres de propaganda electoral. Sobres que todos los tamaños y colores y que en muchas ocasiones llevan dentro otros sobres, algunos de ellos de color blanco y otros sepia. Y te das cuenta de que ya está aquí, ya llegó el aluvión de sobres electorales. Los blancos son para introducir la papeleta de los representantes en el Congreso, los sobres sepia para votar a los representantes en el Senado.
Sobres electorales en España
Y es que en España es costumbre que los partidos políticos envíen sus candidaturas por correo postal e introducir las papeletas y sobres electorales para que cuando el ciudadano acuda a votar pueda hacerlo con ciertas garantías de privacidad.
Pero ¿cuál es el origen de los sobres electorales? ¿No sobra con meter la papeleta en la urna?
Los sobres electorales y el voto secreto
Utilizar sobres en cualquier elección es fruto del sufragio secreto, también llamado voto secreto, que es una garantía del sistema electoral que impide que un extraño pueda influir en su voto o conocerlo. En los sistemas electorales de sufragio manual, el voto secreto se garantiza utilizando sobres en los que los ciudadanos colocan la papeleta.
La preocupación internacional por garantizar este voto secreto como requisito necesario de la libertad de sufragio condujo a que el secreto de voto fuera recogido en muchos tratados internacionales como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, o el Documento de Copenhague sobre la Dimensión Humana de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), de 1990.
Por lo tanto los sobres electorales garantizan el voto secreto, una condición necesaria para que un sistema político sea democrático.